Como ya comentado antes, dos
problemas grandes se afrontaban al emitir moneda de metales llamados nobles o
preciosos.
El cercenamiento comprometía al reinado emisor puesto que todas las
transacciones se hacían manteniendo el metal mismo de la moneda como garantía y
medio de pago, no se atesoraba para dar validez sino la misma moneda estaba
ahí, circulando, valiéndose por sí misma bajo el amparo del emisor; cercenarla,
cortarle pedazos, limarla e incluso practicarle agujeros, iba en detrimento del
peso oficial y, seguro, esa moneda no podría ser utilizada para transacciones
mayores, por tanto debía ser recogida y fundida para hacer monedas nuevas con
peso oficial y asumir las pérdidas que se tendrían por la falta de peso al
reutilizarlas. La moneda del tipo macuquino, primer tipo de moneda conocido en
las colonias americanas, troquelada a martillo, de cospel recortado por sus
bordes para dar el peso oficial, irregular en su forma, se prestaba para el
cercén y, por tanto, no daba seguridad ni al comprador ni al vendedor de estar
recibiendo la cifra que el valor facial de cada moneda expresaba.
La falsificación, tan antigua su práctica como antiguo el dinero
amonedado, tuvo muchos rostros durante este período, pasando por piezas
rústicas de plata muy baja de ley u otras muy elaboradas con núcleo de metales
como cobre o plomo forradas por una finísima capa de algún metal plateado. En
cualquiera de los casos era indispensable tener ciertas habilidades para el
grabado de un troquel y fundición de metales.
Será hasta el 9 de julio de 1728,
ya en el reinado de Felipe V, que se tomen medidas radicales que por un tiempo
impedirán que los problemas citados agraven la situación. Parte de la solución
será el "cordoncillo". De hecho en esta fecha se oficializa la real
ordenanza que manda la modificación de las emisiones en todas las casas de
moneda del reino.
El acuñado del cordoncillo es una
de las partes esenciales de las monedas coloniales españolas de ese año en
adelante: hace más difícil el cercenarle o limarle plata a las monedas como
sucedía con las macuquinas o recortadas. La tecnología para aplicar ese detalle
es un gran avance que dará no pocos dolores de cabeza a los grabadores de las
cecas.
La máquina accionada de modo
manual es conocida como Maquina de Castaing o, más simplemente, "Cerrilla".
En la página Ceca Segovia se hace la siguiente descripción de la máquina y del
uso que el operario hacía de ella:
"El artilugio consta de un banco de madera muy
fuerte sobre el que iba montada una placa rectangular de bronce.
Encima se colocaba el cerrillo, una pieza
rectangular de acero en cuyo borde iba grabado un cordoncillo u otro diseño que
se iba a aplicar al canto de la moneda.
Paralela al cerrillo, iba la escalerilla, otra
pieza metálica rectangular con unos dientes que movían una rueda. Accionando
una manivela, el operario movía la escalerilla hacia delante y atrás. La
distancia entre el cerrillo y la escalerilla se ajustaba de tal forma que
correspondiera al diámetro de la moneda.
Al desplazar la escalerilla el cospel se giraba,
apretado contra el cerrillo, y recibía su grabado. Al terminar el recorrido, el
cospel caía por un agujero a una cesta colocada debajo del banco".
La figura abajo explica nuevamente el funcionamiento de esta aparentemente sencilla pero revolucionaria maquina:
Una peculiaridad de
este proceso muy, muy interesante es que cada mordaza (Escalerilla y Cerilla)
tenían un diseño (hojas de laureles antes y eslabones rectangulares
intercalados a anillos después) de un largo mayor a la semicircunferencia de
los cospeles.
Al imprimir el
cordoncillo en las monedas, se creaban, de esta forma, dos superposiciones
entre los motivos de cada mordaza diametralmente opuestas.
Estas superposiciones son siempre opuestas entre sí y
de igual longitud pero no están alineadas con las
caras de la moneda de ninguna manera. Con respecto a los diseños de las caras,
dichas superposiciones son enteramente aleatorias en ubicación porque se
colocan en el cospel ANTES de que sea troquelado. Aquí está un diagrama de línea del proceso básico del
molino.
La superposición de los dos motivos se usa frecuentemente para distinguir monedas genuinas de falsificaciones.
El diseño a aplicar mencionado y en
la ordenanza de 1728 es el de hojas de laurel que aparece en la fotografía
abajo.
En la figura de abajo vemos un cospel que ha sido maquinado. Es visible que el campo, en su borde externo, se curva hacia arriba.
Este fenomeno descrito en la vista en sección de la figura del Principio de la Maquina de Castaing es de suma importancia porque, al troquelar las caras del cospel, la presión de los troqueles que se juntan verticalmente tiende a forzar al metal a fluir radialmente hacia fuera en dirección de los bordes.
Al troquelar el cospel con este "collar", el mismo, por ser más grueso, ayuda a resistir esta tendencia a la extensión.
Golpear un cospel con un "collar", para obtener monedas perfectamente circulares de tamaño exactamente regular, ayuda a formar el borde alto que protege el campo de la moneda de la abrasión.
La diferencia entre las troquelaciones con y sin cordoncillo es grande, aunque solo logra complicar las andanzas de los falsificadores y cercenadores que se las ingeniarán para no detener sus engaños.
Se sigue considerando tecnología de punta el grabado al canto, tanto
que hay muchos diseños distintos como el cordoncillo, las estrías, leyenda al
canto, estría central simple y doble, etc., todos aplicados con moderna
maquinaria que al verla apenas creeríamos que es la heredera de la Cerrilla…
Maquina de Castaing y varios modelos de cordoncillo |
El cambio del diseño de la moneda, de Columnaria a
"de busto" que veremos próximamente y oficializada con ordenanza de
1771 incluye sustituir el cordoncillo de "hojas de laurel" por el de
tipo "cuadro/círculo". Todas las monedas de busto tendrán esta
característica.
Felicidades y muchas gracias
ResponderEliminarYo agradezco el interés!!!
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